viernes, 19 de marzo de 2010

En tierra Hostil (The hurt Locker)






Para compensar todo el tiempo que he estado sin "cuidar" este blog, vale la pena comentar brevemente una de las mejores películas que he visto en los últimos meses y que, espero, se convierta en un pequeño clásico con el paso del tiempo. Se trata de la película "En tierra hostil" (The hurt locker) de la directora Americana Kathryn Bigelow. En primer lugar, me llama mucho la atención la coherencia de esta película con el resto de su filmografía. Por citar sus películas más conocidas y similares al la temática y al tono en "Tierra hostil", nos encontramos con "Le llamaban Bhodi" (Point Break), "Días extraños" ("Strange Days") o la más reciente "K-19" ("K 19, The widow maker"). De todas estas películas llama la atención que son enteramente masculinas, apenas hay personajes femeninos ( en "K 19" y en "En tierra hostil" no hay ninguno, salvo referencias en la distancia a las mujeres de algunos de los protagonistas). Es especialmente interesante lo bien que comprende Kathryn Bigelow el mundo de los hombres: así, lo describe como un ambiente de camaradería, fidelidad y rudeza (al menos externa). De esta manera, los soldados de "En tierra hostil" después de cada misión se emborrachan, oyen "Ministry" a todo volumen y se pelean hasta caer insconcientes, pero son capaces de dar sus vidas por el compañero y se emocionan al hablar de sus novias y mujeres o de los hijos que tienen o piensan tener con ellas.Por otro lado, lo que más me gustó de esta película, es que trata sobre elegir un camino que de sentido a tu vida o, al menos, de acallar los monstruos interiores que cada uno tenemos. El protagonista es un sargento especialista en desactivar bombas del ejército americano. Es destinado a Irak como jefe de un equipo que acaba de perder a su anterior oficial especialista en un atentado terrorista. Al contrario de los otros miembros de su equipo el sargento William James es un "yonki" de la adrenalina que disfruta con su trabajo y con el riesgo. El resto del grupo cuenta los días para volver a casa sanos y salvos, mientras que William, aunque tiene familia, no lo ve tan claro, y parece que su verdadero hogar es su catre y el Humvee con el que van a sus misiones. A pesar de ser un friki, sus compañeros van cogiéndole cariño poco a poco por ser una persona honesta, valiente, con corazón y, en cierto modo, admirable por la profesionalidad y devoción que tiene hacia su trabajo. Siempre conviene tener a un buen profesional a tu lado, aunque sea un capullo que disfuta con el peligroSin embargo, "En tierra hostil" es mucho más que una buenísima película de acción que tiene pegado al asiento durante dos horas: es una historia sobre la busqueda del sentido de la vida, sobre si debemos decir basta cuando creamos que hemos llegado a nuestro destino, o si nuestro destino vital llegará algún día. El sargento James está recorriendo un camino hacia algún sitio, pero no sabe dónde. Su tragedia en la película es que un Ulyses que quiere llegar a Itaca en un viaje lleno de peligros. Cree que al final le espera la felicidad, es decir, su casa donde le esperan su mujer y su hijo recién nacido, pero ¿y si eso no es su destino?. Se trata, de un personaje trágico, pero grandioso. Trágico porque tal vez nunca encuentre el final del camino ( o este sea la bomba que le acabe matando) y grande porque tiene un fuego en su interior que le obliga a buscar constantemente un objetivo vital que valga la pena, siendo su trabajo el medio que le sirve para mantener la cordura. Realmente pocos personajes que valgan la pena en la historia (artistas, políticos, jefes etc...) se han sentido satisfechos con lo que hicieron, incluso cuando consiguieron hacer cosas realmente grandes).Por último, cuando vi esta película me acorde de este poema de Kavafis, que es uno de mis favoritos:



Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

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